Premisas, aclaraciones y bienvenida

Primera premisa: soy una diletante, pues ninguna de las temáticas que aquí abordo son mi especialidad; aunque, si escribo sobre ellas es porque disfruto haciéndolo. A quienes les quede la duda, puedo decirles que, por definición, diletante es quien «cultiva algún campo del saber, o se interesa por él, como aficionado y no como profesional».

Cabe también señalar que, lingüista y literata por (de)formación universitaria, la vida me ha llevado de la publicidad y la corrección de estilo a la traducción y la redacción tanto de notas informativas como de artículos para la divulgación de la ciencia; asimismo, entre una y otra etapa, pasé por las secciones de arte, cultura y sociales de un periodicucho (de cuyo nombre no quiero acordarme) en mi terruño. 

Entonces, gracias a —y por culpa de— mis diversas experiencias personales y laborales, así como mis muy particulares inquietudes, gustos y aficiones, los textos que publico en este espacio corresponden a temas tan diversos como literatura, lingüística, música, física de altas energías, arte urbano, historia, teatro, bioinformática, cine... y un extenso etcétera. Ojalá que los románticos alemanes del siglo XVIII no se revuelquen en sus tumbas si menciono que esta visión que hermana la ciencia y el arte se la debo a ellos y a las clases de Manuel S. Garrido.

Trato, siempre en la medida de mis posibilidades y habilidades, de cumplir con aquello que Pepe Gordon recomienda respecto a los flujos del conocimiento: jugar oportunamente con nuestros mapas mentales sobre ciencia y arte, hacerlos complementarios; en suma, sacar provecho de esa hermosa capacidad que tanto el arte como la ciencia tienen para nombrar con precisión, a fin de lograr descubrir el mundo que nos rodea y descifrarlo.

Por último, estimado lector, querida lectora, les doy la bienvenida a este espacio: Letrillas Diletantes (que seguramente no está libre de gazapos, pero sí pletórico de amor por el conocimiento).

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